Ajusco es uno de los pueblos originarios de la Ciudad de México, depositario de una robusta memoria que forma parte de su historia colectiva e identidad cultural, este pueblo alberga una gran riqueza natural y cultural: conocimientos, mitos, historias y leyendas que se entretejen entre la bruma del Cerro del Agua, el que generosamente brinda vida, bañando montes y milpas, las que dan a luz alimentos terrenales dignos de dioses. De la evocación de sus habitantes, llegan charros ataviados pomposamente que infunden miedo en una noche oscura; brujas que vuelan en forma de bolas incandescentes; revolucionaros zapatistas que luchan valientemente por sus ideales, mujeres y hombres forjados en el amor y el trabajo a la tierra, quienes experimentan hoy la erosión de su cultura y el embate de la urbanización a la naturaleza y los valores que los han sustentado. A pesar de ello, los habitantes de Ajusco siguen buscando alternativas para conservar su entorno natural, su historia, sus valores comunitarios y su identidad cultural. Lo que presentamos aquí es la mirada autorreferencial de los habitantes de Ajusco, es lo que la comunidad tiene que decir sobre sí misma a los habitantes de este gran mosaico cultural llamado México.