Alguien me pregunto reciente; ? Por qué escribes cuentos y anécdotas de personas? Eso no vende libros.? me dijeron. Sugirieron escribir cosas de fantasía, horror, sexo, acción y guerra. Me aseguraron que hoy en día ningún lector quiere saber o le interesa leer de la bondad de las personas, la diversidad, sus sueños, su fuerza interna, valores, sus miedos, creatividad, inseguridades y los triunfos en contra de la adversidad. El motivo de sus acciones de violencia, ya sea por amor u odio son mas importante que la misma esencia de su ser.

El amor al prójimo ha sido remplazado por egoísmo y amor propio. Se busca riqueza y fama sin importar quién es destrozado en el proceso. Nacimos con el pecado frente a nuestros ojos y desde niños nos llenan la mente con juegos de violencia y guerra y la cortesía de un simple saludo se ha perdido.

Recuerdo una vez cuando entre a un elevador lleno de gente en Miami y dije los buenos días. Nadie me contesto, ese día explote y hablándome a mí misma en voz alta dije:

? Ave María! Nadie contesta! Parece mentira que se hayan perdidos los modales y la cortesía de un simple saludo. Hubo un silencio total pero les puedo decir que cada persona al salir del elevador mirándome a la cara se despidió de mí con una sonrisa en los labios deseándome los buenos días. Hoy en día hay mucha gente falta de amor, estresados con el trabajo, las cuotas del mes y las finanzas. Aun así creo que no hay nada más hermoso que el ser humano, hecho a la imagen y perfección de Dios, donde cada mente es un mundo, y su creatividad no tiene fin. Donde una sonrisa es contagiosa y la cortesía y las buenas obras se devuelven cien por ciento. Mi familia, amigos y enamorados me preguntaban bromeando si estoy corriendo para el Senado ya que siempre sonrió y saludo a todos los que encuentro en mi paso. Personalmente pienso que cosecharas lo que siembras y creo en hacer el bien sin ver a quién.

Al final del libro espero lograr que cambien de opinión acerca de la excelencia del Ser Humano y su fuerza. Y recuerda que:

Dios no quieres que seas un Dios, sino que actúes divinamente.