La vida es poesía, toda la creación es un gran poema, haciendo énfasis en todo lo que la contiene, por más efímera que esta sea. La poesía está en la vida, en los acontecimientos, en las cosas bellas y en las no tan bellas también, la tarea del poeta es decantarla como al buen vino, porque en esencia ella existe sin necesidad del hacedor de versos, en el amor, en la guerra, en todo lo que es capaz de motivar emociones. Creo que en el transitar por esta tierra de peregrinos las emociones vienen y van como olas, cada vez con matices y fortalezas diferenciadas, no hay dos iguales. Sin duda alguna, los momentos que recordaremos de manera entrañable son aquellos más sutiles, que nos hacen caricias en la memoria como gotas de rocío. Sobre estos instantes que marcan una existencia por su potencial de hacernos sentir y su permanencia en nuestra psique versa Olas de Rocío.