Es un diálogo de Platón, que contiene una reflexión sobre la esencia de la virtud y de los problemas relativos a cómo se puede obtener. Platón, en este pequeño diálogo, vuelve a una de sus cuestiones favoritas: si la virtud puede o no puede enseñarse. La respuesta sólo puede darla el que conozca la virtud en sí misma, porque nuestro espíritu se resiste a determinar con certidumbre ninguna de las propiedades de un ser, cuya naturaleza no le sea claramente conocida. Sócrates declara desde luego a Menón, que para él la naturaleza de la virtud es aún un misterio; y sobre este punto esencial reclama las luces de su interlocutor. Menon, tomado por sorpresa, se acoge a su vez a las lecciones de su maestro Gorgias de Leoncio, y sus respuestas no son, por lo pronto, otra cosa que las opiniones de este célebre sofista. Menón es una investigación sobre la virtud como conocimiento y su posibilidad de ser enseñada, fundamentada ontológicamente mediante una prueba y exposición de la teoría de la reminiscencia.