Dios era todo! Aún no había cielo ni mundos solamente el infinito. El ser eterno, germen absoluto de todas las perfecciones imaginables, campeaba solo, grande por sí mismo, embebido en inefable santidad. Llegó empero el momento decretado allá en el gran concilio de los cielos. Habló Dios, y al punto todo cuanto existe, destellante y espléndido, brotó del caos. Ya no fue sola la divinidad: su esencia se ramificaba en infinitas formas; su perfección se reproducía en millares de objetos; su virtud se reflejaba doquier. La gracia de Dios colmó el universo. Digna era de tan excelsa mano la obra a que ella dio cima. Un ser humano a la divina imagen, condecorado con el don supremo de la inteligencia y el privilegio sublime de la libertad; he aquí el objeto en que el universal artífice depuso la flor de sus gracias y el primor de sus amores. Existió el hombre, y el mismo Dios complacido al verle, le quiso otorgar el imperio de aquel mundo que acababa de crear. Le dio la capacidad del disfrute, junto con todos los recursos materiales del goce. Hosanna en las alturas! Los cielos y la tierra cantaron la gloria de Jehová! Y de todos los confines de la creación, se exhaló como un aroma de contento. Rodaron los astros, lanzó el sol sus rayos, se dibujaron festoneados celajes en la bóveda azul del firmamento. Y abría su corola la flor de los valles, y se prendía la cascada como una red cristalina sobre las puntas de los peñascos y el avecilla trinaba en la enramada.

Formato	Tapa suave
Número de Páginas	184
Lenguaje	Español
Editorial	Createspace Independent Publishing Platform
Fecha de Publicación	2014-09-07
Dimensiones	9.0" x 6.0" x 0.48" pulgadas
Letra Grande	No
Con Ilustraciones	No