La incidencia de fracturas extra capsulares de fémur se ha incrementado de forma considerable debido al aumento de politraumatismos por accidentes de tránsito como también al aumento de la esperanza de vida de la población. El objetivo del tratamiento quirúrgico de estas fracturas es conseguir una osteosíntesis estable que permita la temprana movilización, apoyo del paciente y consolidación de la fractura, para reducir así su morbi-mortalidad. Sin embargo, aún hoy, el fracaso de los implantes utilizados para su estabilización es una de las complicaciones más importantes del tratamiento de estas fracturas. Entre los factores que influyen en dicho fracaso se destacan: la inestabilidad de la fractura, el tipo de implante utilizado, la calidad de hueso receptor, la inadecuada reducción de la fractura y la inexacta colocación del implante (1, 2, 3). El tornillo placa deslizante (DHS) a compresión ha sido ampliamente utilizado en la última década, mejorando los resultados clínicos respecto de los clásicos diseños rígidos como los clavos placa (4). Recientemente el clavo GAMMA constituye la alternativa como síntesis intramedular encerrojada para el tratamiento de las fracturas extracapsulares de fémur. El clavo GAMMA intenta combinar las ventajas de un tornillo deslizante para asegurar una fijación más estable con aquellas derivadas de una técnica quirúrgica cerrada.