El positivismo predominante de la ciencia y la tecnología deshumanizan a las personas. Ya no se busca un consenso sobre lo verdadero, lo justo y lo bello sino el principio más eficiente. Todos son piezas en el gran engranaje de producción y consumo. El espíritu critico escéptico reemplaza hoy el verdadero sentido de la filosofía: Me siento feliz? Tengo futuro en este mundo? Qué debe significar mi familia? Como deben ser mis relaciones con los demás? No se trata de analizar conceptos sino de dar orientaciones a una vida. Necesitamos de la libertad y de la felicidad de los demás para poder entender a nosotros mismos y sentirnos realizados. Entendemos entonces que la ética es el eje central de la vida y lo que da sentido a la existencia.