Marisol, Rebeca, Cristina, Rosy, Mary, cada una distinta y distantes entre si, pero con algo en común. Cada una con historias distintas, sensaciones distintas, placeres distintos, fantasías distintas pero con deseos iguales. El ser humano tiene en sus manos el arte de convertir una necesidad fisiológica en el placer de la satisfacción sexual por cualquiera de los medios a su alcance, pero sobre todo a su gusto. El ser humano durante la excitación congestiona arterias, congestiona vasos, aumenta el ritmo cardiaco. En ese momento puede estar lo suficientemente receptivo para captar detalles, sabores, olores, formas, sensaciones como lo suficientemente ciego para únicamente enfocarse en saciar su necesidad fisiológica.Historias, vivencias, imaginación como el río de Heráclito ya que "Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos"