Lidia Escamilla Leal, muestra en sus palabras las facetas de la mujer, de la madre y la esposa; dejando en pensamientos y breves cuentos todo eso que deseaba entregar, como si fuera su legado, porque en sus letras logré observar esa preocupación por lo que se les hereda a la siguiente generación; sus escritos están llenos de mucha emotividad que me hace pensar en el momento en donde fueron escritos, siendo ella una gran observadora de su entorno, y gracias a ello, logró transmitir esas bellas metáforas, usando el viento, las nubes, el mar... todos esos elementos que la cautivaron. En este libro póstumo, "Dime que me quieres", se nota en ella el mensaje de que no te guardes nada, exprésalo, con la maravillosa enseñanza en sus palabras entregadas al amor, a la gratitud y a la esperanza; denotando en algunos de sus escritos el número tres, un conjunto o juego de palabras al natural, donde nos evoca a entregarnos, y es en esa entrega donde se encuentra la felicidad. La señora Lidia deja un importante mensaje a través del amor, su amor, en estas palabras; ella no buscaba las perlas de la literatura, ella buscaba algo más importante: dejar su corazón en las personas que amó. ---- Luis Antonio González Silva.

Formato	Tapa suave
Número de Páginas	46
Lenguaje	Español
Editorial	Createspace Independent Publishing Platform
Fecha de Publicación	2016-03-10
Dimensiones	7.99" x 5.0" x 0.11" pulgadas
Letra Grande	No
Con Ilustraciones	No
Temas	Caribeño, América Latina

Lidia Escamilla Leal, nació en Monterrey Nuevo León el 10 de marzo de 1945 y falleció el 17 de abril de 2003 en la ciudad de Mérida, Yucatán. Se caracterizó por ser una mujer con una enorme aura angelical, llena de dulzura, bondadosa, tenaz, perseverante, sencilla, espiritual. El amor era algo muy importante y visible en su vida, pues siempre se dedicó a darlo y recibirlo, así lo manifestó día a día tanto a su fiel compañero y amado esposo, a sus hijos, a sus nietos y al prójimo. Ayudar a los demás siempre fue una consigna de vida. La verdad, la pureza, la humildad, la paz, la transparencia son características que conducían su quehacer diario. Mujer con temple de hierro, fuerte, luchadora, tenaz, incansable, ejemplo de vida para muchos y en cuyo diccionario la palabra derrota jamás existió. Su mayor legado a sus seres queridos: la capacidad de amar. Formó una bella y armoniosa familia al lado de su esposo José Camilo Reyes y sus cuatro hijos Miguel Alberto, José Camilo, Rubén Darío y Víctor Hugo, todos ellos fruto del inmenso amor que le profesaba, de quien siempre fue su compañera fiel, leal, esposa; y madre amorosa hasta el fin de sus días.