El siglo XVIII fue especialmente importante en la historia de Santa Cruz de Tenerife, pues fue el momento del despegue definitivo del puerto y, consecuentemente, del crecimiento urbano y demográfico de la ciudad. La población enterrada en la Iglesia de La Concepción tendrá que ser, por tanto, un fiel reflejo de las complejas condiciones sociales y económicas que vivieron los habitantes del dieciocho en una ciudad atlántica y en crecimiento. Máxime cuando se trata de un cementerio de gran amplitud, con un constante movimiento de entierros y que acoge los restos humanos de una población étnica y socialmente muy diversa. El contraste de la información arqueológica con la documental ha permitido conocer aspectos relativos a la dieta, higiene, variedad poblacional y a la vida cotidiana de esta población. Este trabajo ha significado la oportunidad de estudiar por primera vez desde el punto de vista bioantropológico y con planteamientos multidisciplinares, una amplia serie poblacional del siglo XVIII en Canarias.