El lector que tome el riesgo de transitar por entre las líneas de "Cuatro Frases Dedicadas", encontrará más temprano que tarde que alguno de los poemas revivirá un íntimo recuerdo que inevitablemente le transportará a esas vivencias que solemos esconderle al mundo, vivencias que con desafiante prosa han sido escritas en este libro para recordarnos que somos seres de carne y hueso, de virtud y pecado, sujetos de espíritu ambivalente, que armados con estos poemas, seguros podremos ir tras "toda la suerte de amores".Todo empieza con los celos, pero esta vez de su poesía. Nos consterna con los 170 latidos de un tierno corazón, pero más adelante las palabras se encienden al calor de besos uterinos y el grial sibilino, obligando al lector a cumplir con la emotiva sentencia de seguir deslizándose en su interior... pero no se haga ilusiones... no todavía... porque me refiero al interior del libro... En todo caso, cuando llegue a la línea de " puedo darte un abrazo?", inevitablemente Ud. al igual que yo, solo podrá decir que sí.Pronto se dará cuenta la falta que nos hace a todos "un día de amor doméstico", descubrirá que la autora perdió su "frágil inocencia", pero que sus líneas hacen que "siga siendo reina", mientras que nosotros seguiremos deambulando entre líneas, a veces con orgullo, a veces con vergüenza ajena, pero sin renunciar a nuestro papel de "malos príncipes y seres de espanto" y rehusándonos fervientemente a "seguir los consejos del viejo y del diablo" porque esta poesía sobresalta nuestro deseo de "meternos en su cama".Gran trabajo de Cristina, solo queda seguir leyendo y soñar por un momento que alguna de las "cuatro frases dedicadas" fue para nosotros. Si después de terminar de hacerlo nace en el lector el deseo de "detenerse a pensar un poco", no lo dude, hágalo, porque tenga la certeza que "como ella no hay dos".ÁNGEL