A través del relato de la historia entre 1964 y 2000 del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile (INIA), el autor Sergio Faiguenbaum nos plantea la evolución del enfrentamiento entre el marco conceptual del mundo de la ciencia aplicada y la tecnología, por una parte, y el de la política, el gobierno o, más ampliamente, el de las estrategias de desarrollo que proponen transformaciones de la realidad social de la agricultura, por otra. En efecto, la inserción del Instituto en el Ministerio de Agricultura ha sido siempre conflictiva, porque se ubica en la interfase de una esfera científico-técnica y otra de políticas públicas. La primera, al menos en su concepción más tradicional, hace hincapié en la neutralidad de la investigación científica, en la autonomía y el apoliticismo. Su horizonte es de mediano a largo plazo y le repugna la presión de factores contingentes. Para la segunda, todas las instituciones públicas, y el INIA no es excepción, debieran adecuarse a las estrategias de políticas sectoriales definidas por el gobierno, cualquiera este sea. En ese marco conflictivo acontece la vida institucional del INIA durante los primeros cuarenta años desde su fundación.