Caminos perdidos 10 de mayo 2018 Esta mañana exploré la Vereda de las Marismas de North Haven. Gran extensión de pantanos con su flora y fauna particulares. Me impresionó la antigua ferrovía atrapada entre hojas secas, árboles y arbustos, dormida en el olvido y el silencio del bosque, con los rieles mohosos extendidos hacia el vacío: ruinas herrumbrosas en medio de la nada y camino al absurdo. Vías truncas. Vías muertas. Caminos descaminados, por donde transcurre el tren imaginario de la vida. Tramos férreos sin destino, durmiendo entre chatarra y vegetación. La trágica paradoja surge cuando no es el caminante quien se pierde, sino el mismo camino. Existencias paralizadas en las penumbras de los hierbajos, en espera de Godot. Habrá que abrir vías inéditas, a fin de superar la aporía. Este escrito es un modesto aporte en dicha dirección. Las letras poéticas pretenden inspirar al peregrino que descuenta los travesaños hacia su destino. Las letras parvas recogen pensamientos breves que señalan posibles salidas al estancamiento humano. Las letras moderadas plantean mayormente cuestiones éticas que iluminan el viaje hasta la estación final. Ad astra per aspera. Hacia nuevos derroteros... Diario de un peregrino