Cuando pensé escribir este libro mi vida marcaba un giro de trescientos sesenta grados y mi único equipaje eran la fe y la esperanza.

Paradójicamente con este cambio se marcaba el inicio de un nuevo siglo y con él quedaban atrás los recuerdos de momentos felices pero que por las circunstancias sólo deberían convertirse en sueños para construir con cada presente un futuro pleno de vida y de amor.

De mis padres e hijos aprendí las mejores lecciones de la vida y armado con éstas empecé a recorrer mi camino iluminándome con sus enseñanzas e inscribiendo en mi mente que las mejores lecciones son las que se pronuncian con el testimonio de vida y no con las palabras;

Fue entonces cuando en la madurez de mi vida decidí establecer tres prioridades: Dios, Familia y Trabajo.

La vida ha sido muy generosa conmigo pues me ha regalado la Gloria de construir una familia, me ha dado el mayor privilegio que es ser padre en cuatro oportunidades.

De cada uno de mis hijos Alejandro, Angela, Diana he aprendido muchas cosas, mi hija menor Victoria, por ejemplo, permanentemente me actualiza con su inocencia y naturalidad; Adicionalmente trabajo por el desarrollo integral de las familias en un país donde los adelantos científicos y técnicos han dejado rezagado el avance humanístico por lo que este proyecto se convierte en una necesidad sentida.

Durante los cinco últimos años he logrado recopilar una gran información, algunos datos estadísticos pero lo que es más importante he tenido de cerca las vivencias y testimonios de familias que han extraviado su ruta pero que a partir de su sensibilización han re-andado sus pasos, rectificado sus errores y encontrado una luz en el camino.

Este libro pretende ser esa luz que todos necesitamos en el camino de la vida. Si al leerlo iluminas tu sendero mi vocación tiene juicio y juntos podremos exclamar desde lo más profundo de nuestra alma.

No ha sido en vano.

Nuestra existencia tiene sentido.

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