La leptospirosis es una zoonosis emergente distribuida mundialmente cuya mayor prevalencia se encuentra en los países tropicales y subtropicales en vías de desarrollo, pero también se la ha encontrado últimamente en países desarrollados. Esta enfermedad es causada por una espiroqueta Gram negativa del género Leptospira en el cual se distinguen aproximadamente 200 serovars y 18 serotipos para la especie interrogans que es la patógena para el hombre. El contagio se puede dar de forma directa o indirecta. La primera se da por contacto directo con animales infectados o sus productos. La segunda, por contacto indirecto, a través de aguas o efluentes contaminados. El reservorio natural de esta bacteria son los roedores, ganado vacuno y animales domésticos, especialmente perros y gatos, entre otros. La leptospirosis se caracteriza por ser una enfermedad en la que sus signos y síntomas son muy variados. Es muy común la presentación asintomática en la que se puede observar fiebre no muy alta, dolores de cabeza, etc., asemejándose a un síndrome febril común o a enfermedades como malaria y dengue. Es de vital importancia realizar el diagnóstico diferencial, ya que el protocolo de tratamiento es muy diferente para cada caso. En las formas más graves, se observa ictericia, dando lugar a la enfermedad de Weil, donde los órganos más comprometidos son riñón e hígado. Otras manifestaciones graves presentan compromisos multisistémicos involucrando, entre otros, cerebro, ojos, pulmones y músculo esquelético. Como método diagnóstico de referencia se utiliza Microaglutinación de Campo Oscuro (MAT). Otros métodos inmunoquímicos utilizados son radioinmunoanálisis (RIA), enzimoinmunoanálisis (ELISA) y hemaglutinación (HA). En cuanto a los análisis complementarios de laboratorio normalmente se realizan aspartato aminotransferasa (AST) y alanina aminotranferasa (ALT), eritrosedimentación (VSG), recuento de leucocitos y plaquetas, creatinkinasa (CPK), bilirrubinas, creatininemia y amilasemia. El tratamiento de elección es consecuencia del tipo de cuadro que presente el paciente. Algunos autores sostienen que deben tratarse los síntomas clínicos mientras no haya ictericia, si esta aparece se administrará Amoxicilina, Ampicilina, Doxicilina, Eritromicina o Tetraciclina. También son útiles las Cefalosporinas de tercera generación (Ceftriaxona y Cefotaxime) y los antibióticos Quinolónicos.

Formato	Tapa suave
Número de Páginas	86
Lenguaje	Español
Editorial	Createspace Independent Publishing Platform
Fecha de Publicación	2013-09-27
Dimensiones	11.02" x 8.5" x 0.18" pulgadas
Letra Grande	No
Con Ilustraciones	No