Desde que nacemos somos entrenados para competir por obtener alimento, vivienda, ropa y calzado, así como posibilidades de mejorar las condiciones de vida con acceso a escuelas, centros de atención sanitaria y servicios públicos, por lo que las ciudades con mayor urbanización y avances científicos y tecnológicos son los centros de mayor aglomeración de personas. Las ciudades capital de cada entidad federativa se ubican en los lugares con mejores accesos y vialidad, con fuentes de agua suficiente para abastecer al doble de la población previendo el crecimiento demográfico, áreas para depositar la basura y los desechos; por consiguiente, tan pronto crecemos y nos es posible trasladarnos de un lugar a otro, buscamos ubicarnos en las ciudades que ofrecen mayores posibilidades de desarrollo educativo, así como mejores empleos. Al transcurrir el tiempo, la historia ha exhibido las grandes debilidades, carencias y defectos en los seres humanos, que les ha representado el deterioro gradual de las condiciones ambientales y el hábitat mismo; el calentamiento global, la contaminación, la corrupción e impunidad política y empresarial, vicios, crimen organizado y depravación sexual han convertido a las grandes urbes en un gran peligro y hasta en una potencial bomba de tiempo, las cuales sin embargo, por las facilidades en el acceso a los recursos financieros y materiales, mantienen a sus pobladores en cautivos enredados en una maraña de la que es casi imposible escapar. Es imprescindible esforzarnos por volver a los orígenes de la vida, contemplando y re aprendiendo de las primeras formas de vida y comunidades; es necesario reconocer que fuimos creados por Elohim, una mente muy superior a la nuestra, y que sin tomar en cuenta los consejos vertidos en su voz escrita, que es el manual de vida y salud, hemos provocado la extinción de miles de especies animales y vegetales; alterado el orden natural de los ciclos de las estaciones, provocando desastres naturales de proporciones alarmantes e incontrolables que han costado la vida de muchos inocentes. El ser humano en su afán de conquista y ambición se ha negado a reconocer los errores de la competencia entre naciones y a revertir los daños que la emisión de contaminantes y la corrupción creciente han desatado. "La luz al final del túnel" ofrece una vislumbre de la única vía de escape posible que debe dar inicio con la intención y después con la acción de cambiar el estilo de vida, posteriormente intentar producir los propios alimentos, construir habitaciones ecológicas, rurales, sostenibles y sustentables fuera de las grandes ciudades, desahogando la presión de estas y contribuyendo a un cambio general de mentalidad que ayude a salvar un planeta que se encuentra ya en terapia intensiva, al borde del colapso y la destrucción. Los expertos opinan que son pocos los años que le restan al planeta si no se hacen cambios radicales de inmediato; sin embargo, ningún país esta dispuesto a ceder ni a iniciar cambios decididos; aquellos que como Nueva Zelanda o Australia están transformando su dependencia del petróleo, utilizando energías alternativas lo están haciendo a un paso tan lento que no es determinante como es de esperar en una contingencia como en la que estamos. Aníbal A. Soto con esta obra, "La luz al final del túnel" intenta influir en quienes toman las de cisiones en cada centro urbano, comenzando con las familias una a una, esperando que la conciencia de grupo, el amor a nuestro planeta, la confianza y fe en un Dios Creador interesado en el rescate del planeta y de la humanidad, hagan la diferencia, logrando cambios tan decisivos como sorprendentes, que aunado al espíritu de sacrificio, de humildad y de amor al prójimo así como a toda la creación sean mas fuertes que la ambición, la codicia, la avaricia, el odio y la depravación.

Formato	Tapa suave
Número de Páginas	164
Lenguaje	Español
Editorial	Createspace Independent Publishing Platform
Fecha de Publicación	2014-04-09
Dimensiones	9.0" x 6.0" x 0.43" pulgadas
Serie	Turbulenta Predestinación
Letra Grande	No
Con Ilustraciones	No
Temas	Cristiano

Aníbal Alejandro Soto Cuevas nació en 1953 en Huixtla, centro comercial cafetalero de la costa del estado de Chiapas en México; fue llevado por sus padres a radicar a la ciudad de Cuernavaca, una gran urbe industrial y comercial a una hora del Distrito Federal, la ciudad mas grande del mundo en donde también radico al estudiar algunos diplomados; en Cuernavaca cursó la educación primaria, secundaria y preparatoria; jugó foot ball profesional en las tres ligas que en ese momento existían en el país; practicó artes marciales alcanzando la cinta negra en el estilo Lima Lama, participando en diferentes competencias; trabajó en el sistema bancario por espacio de 5 años, fue funcionario federal de alto nivel en el INIFAP de la SARH en el estado de Guerrero; estudió Contaduría Pública, Administración de empresas turísticas y una Maestría en planeación y promoción en Guerrero y Morelos respectivamente; Director en 2 diferentes corporativos trasnacionales; creó varias empresas familiares; fundador de EVSPAY fungiendo por 14 años como Director general, apoderado legal y catedrático de "Eventos de los últimos días" en el seminario para "Consejero de estilo de vida y fisioterapeuta"; fue responsable de la atención de mas de 5 mil huéspedes en el programa de enfermedades terminales de 21 días denominado de "Enseñanza y asesoría en estilo de vida sana". Actualmente radica en un distrito rural en las montañas del estado de Chiapas asesorando a todo aquel que le busca; procreó 5 hijos naturales; adoptó a dos hijos mas y aún dependen de él 4 de los 7, de los cuales solo dos en la misma casa y dos mas en diferentes universidades de México; su esposa Nora atiende un comedor vegetariano, una tienda naturista y proporciona asesoría en estilo de vida integral naturopata en la región. Ambos junto con sus hijos promueven el ambientalismo, la permeacultura, la agricultura orgánica, el vegetarianismo y el cristianismo libre sin tabúes ni legalismos, sino tal como la Torah y el nuevo testamento enseñan.