La casa donde tiraban piedras

En una casa cualquiera de un pueblo cualquiera en El Salvador, sucede algo extraordinario: comienzan a caer piedras como de río que parece que se materializan en el techo. La gente se involucra a fondo en la búsqueda de una explicación de semejante fenómeno y la manera de pararlo. Casi por naturaleza su primer impulso es ampararse en la religión y sus ritos, pero después de varios intentos fallidos acuden a la brujería, donde encuentran el extremo del hilo que ha de conducir a la explicación y final del fenómeno.

El autor describe los pormenores de los quince días que dura el drama, a la vez que presenta personajes, creencias e idiosincrasia de la gente de aquella época. Aunque el relato se centra más en los aspectos religiosos y en la brujería, no descuida otras facetas del entorno social prevalente en aquel entonces, para enmarcar y enriquecer la historia principal a la vez que le da sentido y contexto.

A medida que se desarrolla la trama y se va profundizando en cada uno de los personajes y a la vez se va retrocediendo en el tiempo en busca del por qué de lo que sucede, el relato se va abriendo en un abanico de historias entrelazadas de manera fascinante que permiten al lector una mirada no sólo de los quince días del suceso, sino de la primera mitad del siglo veinte. La novela ofrece una excelente oportunidad, especialmente para los salvadoreños que residen fuera del país, para conocer una época de la cual poco se ha escrito, es decir, aquella justo antes del comienzo de los hechos que desembocaron en la guerra civil.