Julián es el embajador de la muerte; no es un médium pero tiene el don de negociar con ella, y "a veces" lograr prórrogas que permitan al moribundo saldar sus cuentas terrenales y del corazón. La aparición de la siniestra figura con su guadaña dependerá de la habilidad de Julián en dilatar lo que a todos nos llegará tarde o temprano, y de lo que no podemos escapar sino afrontar con dignidad. Es la historia de Julián, un hombre ciego producto de un accidente de tráfico.. A pesar de su condición, puede tratar a la vida desde la óptica de quien conoce a la muerte, quien nos priva de nuestro bien mas preciado. Una extraña hermandad se gesta durante sus días en el hospital. Julián nos ha plantea tras sus ojos sin vida lo que supone el morir y porque nos cuesta tanto. Nadie conoce que hay después; y esa incertidumbre nos aterra. Aprendemos de él con un sabor amargo en la boca que una vez, efectuado el inventario y firmado el contrato de lo vivido, la liberación de las cargas que hemos acumulando a lo largo de nuestra vida y las experiencias mismas nos darán coraje para lo que debería ser un simple trámite fluya de forma natural. Esta historia es un viaje de no retorno de todos sus personajes.